Los pies: "Nadie puede llegar al cielo sin cimientos sólidos"

Los pies: “Nadie puede llegar al cielo sin cimientos sólidos”

Los pies son la base de nuestro cuerpo y constituyen los cimientos de nuestra postura.

Estas asombrosas estructuras están enormemente sobre diseñadas por la manera en que la mayoría de las personas las usa en el mundo civilizado.
El calzado rígido y las superficies pavimentadas enseñan a nuestros pies a ser pasivos e inarticulados, debilitando su agilidad y musculatura.

Afortunadamente, los ejercicios de yoga se hacen descalzos, prestando, durante la práctica, especial atención a restablecer la fuerza y la flexibilidad de los pies y las piernas.

En las clases comenzamos frecuente mente llevando la atención al simple acto de ponernos de pie percibiendo el equilibrio del cuerpo, algo que hemos estado haciendo desde que teníamos aproximadamente un año de vida.

Poder sentir nuestro peso descargándose de forma correcta en los tres puntos de contacto entre el pie y la tierra, activando los músculos necesarios, es fundamental para mantener el alineamiento de todas las posturas y así, también conservar a largo plazo nuestra salud física.
Las posturas de pie proporcionan vigor. Ayudan a la respiración y a la circulación. Con la práctica, el cuello, hombros, espalda, caderas y rodillas van adquiriendo fuerza y movilidad.

Las posturas de pie nos enseñan los principios del correcto movimiento, lo que es fundamental en las clases pero principalmente en la vida cotidiana, en la que contribuyen a desarrollar nuestra conciencia en la manera adecuada de andar.

Acá te propongo un ejercicio para recuperar los arcos plantares y trabajar la habilidad de los pies para adaptarse al suelo.


Este ejercicio no requiere fuerza, sólo atención y concentración:

1. Sentate en el suelo con la espalda recta. Si lo necesitas apoyate sobre una pared.

2. Mantené una pierna estirada y la otra flexionada acercando el talón a glúteo. Ambos talones están alineados con los isquiones.

3. Llevá la atención al pie de la pierna flexionada, percibiendo el contacto de la planta con el suelo.

4. Comenzá a estirar esa pierna deslizando el pie en línea recta hacia delante sin levantar los dedos!

5. Cuando llegues al tope del movimiento (sin perder el contacto de los dedos sobre el suelo) volvé a la postura inicial.

6. Repetilo!

El movimiento debe ser lento y suave, manteniendo la atención en las sensaciones corporales y siempre respetando los límites de tu cuerpo.

Vas a sentir como comienzan a activarse los músculos de la planta del pie formando los tres arcos (medial, lateral, transverso).

Antes de cambiar de pie, sentí la diferencia entre un pie y el otro.

Dedicale unos minutos diarios a tus pies! En el tiempo verás los resultados en tu cuerpo.


El estudio del movimiento y la atención en nuestros apoyos lo trabajamos en cada clase y lo profundizamos en el primer año de la formación de Instructorado en el Centro de Yoga La Rueda.

Para más información ingresá a las Formaciones

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